El instante es generador de explosiones repentinas de maravilla y sorpresa en la conciencia. Es ramita de un árbol que se ofrece para aguantarnos. Cartel que invita a mirar la función de lo efímero y trata de posponer imaginariamente esa muerte poética. He visto, en muchas charlas, que los ojos de mis interlocutores me traspasan la cabeza: ¿será que está trepado ya en la rama?, ¿será que se quedó colgado?
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